Hoy en día es posible introducir un malware en la ROM de un cargador inalámbrico e infectar los móviles que se conectan a él, a través del cable USB que se utiliza para la recarga.

El cable USB dispone de varios hilos que transportar tanto electricidad como datos. Cuando conectamos dicho cable USB a un cargador solo usamos los hilos eléctricos, pero la realidad es que los hilos de datos también se conectan a él. Y eso puede ser aprovechado por los hackers.

Packs de tres cables USB Tipo C de cobre puro, con diferentes tamaños (1, 1,5 y 2 metros). Alcanzan una velocidad de 480 Mbps, y ofrecen carga rápida. Han sido testeados con los principales móviles y consolas compatibles con USB Tipo C.

Un ciberdelincuente puede utilizar esa recarga para acceder al móvil a través de los hilos de datos del cable USB, e instalar un malware para espiarnos o robar datos.

La propia Oficina del Fiscal de Los Angeles aconseja no usar los cargadores públicos, o emplear algún tipo de precaución.

La solución más efectiva es utilizar lo que popularmente se llama condón USB, como SyncStop. Se trata de un dispositivo que se coloca entre el puerto USB del cargador público, y el cable USB del móvil. Lo que es hace es cortar físicamente la conexión de los hilos de datos entre el cargador público y el móvil. Al cargador solo se conecta SyncStop, que solo tienes cables eléctricos, así que es imposible que los hackers puedan acceder al móvil, porque no hay cables de datos.

Este condón USB no lo solo sirve para protegerse de ataques en cargadores públicos. Funciona con cualquier puerto USB, así que puede ser útil para recargar el móvil en un ordenador de un cibercafé, o en el portátil de un amigo, o del trabajo.

Eso sí, hay que tener claro que al usar este dispositivo no se puede acceder a datos de los ordenadores o del móvil. Solo sirve para recargar.

SyncStop está a la venta en su página web a un precio asequible: 12,99 dólares la versión con carcasa, y 6,99 dólares sin ella.