Política

Huracán Dominga

Debe ser la peor crisis que ha vivido el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Ni siquiera los negocios del hijo de la mandataria habían provocado tal impacto en el equipo de La Moneda.

Nunca antes, el área fundamental del equipo económico de la mandataria decidía poner su cargo a disposición: Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes, decidieron dar un paso al costado de sus cargos, luego del huracán que provocó el rechazo definirivo del proyecto minero-portuario Dominga.

La votación, que se realizó el pasado 21 de agosto y que por tres votos contra dos y una abstención desechó Dominga, fue el punto de inflexión de Valdés en el cargo. El hecho abrió el conflicto entre los ministros de Medio Ambiente, Marcelo Mena, y el de Economía, Luis Felipe Céspedes.

Posterior a esto, el subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco, salió a respaldar la decisión de Céspedes, de abstenerse de votar el proyecto, en donde acusó “falta de tiempo” para analizar los nuevos antecedentes sobre Dominga. El espaldarazo fue criticado por el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy. “El rol de los funcionarios públicos es respaldar la institucionalidad que existe en el país. Si a alguien no le gusta una decisión de un organismo regular del Estado, y es funcionario público, él no puede hacer comentarios de eso, no corresponde”, lanzó Aleuy el viernes en Tele13 Radio.

El ojo del huracán

El impacto mayor de la crisis y que provocó la división definitiva dentro del gabinete pasó el lunes, cuando Valdés salió a blindar a Micco y Céspedes. “Respaldo plenamente las preocupaciones que han expresado el ministro Céspedes y el subsecretario Micco respecto del tema Dominga”, señaló en la puerta de Teatinos 120.

“Tenemos que respaldar, no solo acatar, respaldar, las decisiones que se toman dentro de la institucionalidad y este fue el caso. Esto no significa sin embargo que la institucionalidad esté funcionando bien y en esto tenemos responsabilidades los ministros”, añadió.

Pero el misilazo llegó al final: “Me gustaría decir que constato que algunos no tienen el crecimiento dentro de las prioridades más altas e les cuesta a veces tener una compatibilización de eso con otros objetivos que son muy importantes también y eso ciertamente hace más difícil nuestro trabajo”.

El golpe de autoridad

Para el martes, la Presidenta Bachelet realizó una fugaz visita al Maule -anunciada en lunes a mediodía-. Una visita que suponía ser tranquila, pero que fue el golpe de nocaut contra el crítico equipo económico.

En una actividad del Programa de Recambio de Calefactores en Curicó -cuya puesta en escena fue esencial para apoyar al ministro de Medio Ambiente, a quien se le vio sonriente y sentado en todo momento a lado de la Presidenta-, Bachelet alzó la voz y profundizó la grieta en el gabinete.

“Chile necesita que crezcamos, sí, necesitamos que la economía crezca, pero necesitamos que el crecimiento vaya de la mano del cuidado del Medio Ambiente. Y, además, Economía Verde y Economía Azul, porque hay gente que cree que, si uno se preocupa del Medio Ambiente, ya la economía no va a poder seguir creciendo”, dijo la mandataria, a lo que agregó una referencia clara al ministro de Hacienda: “Y si puede, solo que hay que ponerse otros anteojos, es decir, miremos esto de otra manera y cómo puede ser una oportunidad”.

El final

Esta mañana, la Presidenta Bachelet llegó a las 7:30 a La Moneda. 10 minutos después llegaba Rodrigo Valdés, con la decisión ya tomada. Poco más una hora estuvieron reunidos. Cerca de las 9, el entonces ministro de Hacienda salió por el subterráneo de Palacio en dirección a Teatinos 120. La Presidenta, en tanto, se reunía con la directora adjunta de la Organización Internacional de Migraciones, Laura Thompson y, posteriormente, anunciaba la entrega del aguinaldo de Fiestas Patrias para cerca de dos millones de pensionados en el restaurant “El Huaso Enrique” de calle Maipú.

Allí, con la decisión de Valdés en su mente, Bachelet reafirmó su postura: “Yo no concibo un desarrollo a espaldas de las personas, don de solo importen los números y cómo lo están pasando las familias en sus casas, cómo están resolviendo sus problemas día a día”.

En tanto, Céspedes lideraba su última actividad pública: la entrega de los datos preliminares del Censo 2017. En su exposición, el secretario de Estado no dio luces sobre una posible renuncia, aunque su traslado en silencio del INE a La Moneda, elevaba las especulaciones dentro de la prensa en Palacio.

Sorpresivamente, al mediodía, fue Valdés quien anunció su salida del gobierno. “Hay una serie de consideraciones que impiden que pueda continuar cumpliendo como rol ministro de Hacienda”, señaló en el punto de prensa, en donde no aceptó preguntas.

“Tal como hemos venido diciendo, las cifras económicas comienzan a mostrar un mayor dinamismo. Avanzar sostenidamente a mayores niveles de crecimiento requiere disciplina y convicción del Gobierno y abrir espacios para que el sector privado pueda desplegar su iniciativa con reglas claras y estables”, añadió.

Sin embargo, lamentó  que “creo que no logré que todos compartieran esa convicción”.

El caminar de Teatinos 120 a La Moneda pareció ser un peregrinar para el ahora ex ministro de Hacienda. Veía que su gestión, pese a mostrar buenos resultados en el último tiempo, no era valorada ni tomada en cuenta por parte de sus colegas más directos.

A las 13 horas, la Presidenta oficializaba las salidas de Valdés y Céspedes, dos integrantes fundamentales del equipo económico del gobierno, adportas del inicio de la discusión del Presupuesto 2018. En reemplazo de ambos, asumían Nicolás Eyzaguirre y Jorge Rodríguez Grossi, dos viejos conocidos de las carteras: ambos fueron ministros durante el gobierno de Ricardo Lagos.

En momentos en que la economía comienza a mostrar los brotes verdes y cuando se anunciaban las positivas cifras del Censo -dos “triunfos” de Bachelet por sobre la administración Piñera-, la Presidenta decide dar un giro a su política económica, intentando cerrar la grieta por Dominga. Lo claro es que ni Valdés ni Céspedes pasaron agosto.