Sociedad

Rafael Gumucio: “Lo de la PSU es lo más coherente que he visto desde el 18 de octubre”

Para el escritor Rafael Gumucio, la crisis está en el costo de la vida en Chile. No ve una salida posible aún al estallido que comenzó el 18 de octubre y cree que el movimiento ha entrado en un círculo donde sólo habla de sí mismo y no de las demandas. Valora el debate sobre nueva Constitución pero no piensa que ahí esté la solución al problema de fondo.

En esta entrevista habla sobre la situación del país, el plebiscito y el manejo de la derecha para buscar salidas. Asegura que el gran conflicto sí fueron los 30 pesos y no los últimos 30 años, como reza la consigna de las manifestaciones.

¿Cuál es tu postura frente al boicot de la PSU?

Me extraña que sea visto con tanto horror y espanto por gente que ha apoyado el movimiento hasta ahora y ha estado en primera línea mentalmente. Es lo más coherente que le he visto al movimiento. Es lo más cercano a la idea de destruir el elemento competitivo. Yo no apoyo esto pero me parece muchísimo menos violento que quemar edificios o iglesias.

¿Por qué no lo apoyas si es tan coherente, como dices?

Soy un viejo de otra época. Uno tiene que construir sindicatos, partidos políticos, ganar elecciones y hacer políticas para cambiar la PSU. Esa es mi forma para cambiar las cosas, completamente fuera de época e inútil. Siempre he pensado que la única manera de hacer cambios profundos es construir mayorías y que estas se expresan en elecciones, yo soy un viejo upeliento.

¿Cuál es la lectura que le das a la crisis? ¿Dónde se origina?

Si yo te diera una solución sería el rey de los chantas o un mentiroso. Estoy convencido, y lo he dicho en Twitter, que este problema no son solo 30 años, sino también 30 pesos. Me parece muy nutritivo el debate pero el problema siguen siendo los 30 pesos. Este país es más caro que lo que los chilenos podemos pagar, no está hecho para nosotros. Todo el tiempo se nos está diciendo a todos que nosotros no podemos pagar el lugar donde vivimos.

Siento que también hay una crisis muy profunda sobre la idea de pobreza en Chile, que ha sido igualado a delincuencia. La guerra contra la pobreza del Presidente Piñera ha sido en contra los pobres y ellos están respondiendo.

¿Cómo ves la posición que tomó la derecha sobre rechazar la nueva Constitución?

Andrés Allamand es el hombre inteligente más tonto de la política chilena. Es un hombre muy inteligente y que eso le permite hacerse trampa a sí mismo. Si la derecha se hace parte del proceso puede conseguir mucho más que si está afuera.

¿Existe una salida para esta crisis?

Muy poca. Creo que tenemos que construir una nueva forma de relacionarnos y de entender la nueva cultura y lenguaje que está surgiendo. Tenemos que controlarnos, una sociedad donde tenemos que aceptar ciertos grados de malestar. En la calle se ha acentuado la idea de “yo no tengo porque esperar o aguantar”, este es un síntoma muy peligroso propio de una sociedad de clientes como es esta. Hay una clientela indignada por el mal servicio. No existe un nosotros, nadie asume su propia responsabilidad.

¿El plebiscito no es una salida o una forma de canalizar?

Yo al principio lo encontraba un muy buen comienzo pero me parece muy mal que sea solamente eso. Esta política de papers, como el profesor Atria, no está conectada con el Chile profundo y popular. Es un buen comienzo para hablar de problemas sociales y políticos.

El tema central es la acumulación de los bienes, que estos estén en tan pocas manos, lo otro son palabras. Debemos lograr una sociedad donde se democratice la producción y la riqueza. Cuando las cosas están en tan pocas manos no funcionan bien.

Leyendo tu Twitter, desde el 18 de octubre a la fecha se pueden notar cambios en la intensidad con la que apoyas el movimiento, ¿A qué se debe este cambio?

Sigo considerando que las demandas profundas y la necesidad de cambios son las que siempre he creído pero los movimientos sin cabezas, manifiestos, propuestas, programas visibles, no son más que manifestaciones artísticas y culturales. Siempre he creído que la revolución se hace con guitarra y graffitis pero también con programas, conceptos, ideas y poder. Esto se ha transformado en una manifestación posmoderna, donde se permite todo menos el poder. Pueden hacer lo que quieran menos gobernar.

Lo de la PSU es lo más realista a lo que yo entiendo por un acto revolucionario. Existe un interés y un acto para obligar a reformarlo. Me preocupa que este es un movimiento que cada vez va hablando más de sí mismo. Hay que cuestionarse, y esa es función del líder pero no hay: cómo quiero menos mártires y menos víctimas.

¿Cómo evalúas el rol del Gobierno?

El gobierno ha sido ridículo, frívolo y desenfocado. Si este gobierno no hubiese sido de derecha le harían lo mismo que a Allende, quien intentó un gobierno de unidad nacional ante una crisis mucho menos grave que la de hoy. Cuando uno ha fracasado de manera tan profundo hay que admitirlo.