Los árabes rompieron una sequía de cinco semanas sin triunfos, mientras que Curicó no ratificó su repunte, al contrario, sigue colgando en la zona roja.
CURICÓ: Parecía que el triunfo en el pasado martes en San Bernardo podría ser un bálsamo, pero se sabía que eso podría ser degradado a espejismo, si no se ganaba a Palestino, que venía en racha negativa, el pesimismo se instalaba definitivamente en La Granja.
El partido, tal y como se esperaba, fue de trámite parejo, en donde las llegadas llegaron ni bien comenzado el partido. Ante una cancha que parecía mas emparrillado de la NFL, los torteros se empezaron a crear chances que inquietaron al cordobés Cesar Rigamonti, pero ni Coelho, ni Leiva, ni Zavala apuntaron al arco árabe. Mientras en el otro pórtico hubo mas inquietud hacia Cerda, que tapó una carga de Cornejo, mientras Maxi Salas estrelló su balón al travesaño. El palante superior pero del otro arco también se hizo protagonista al salvar un disparo de larga distancia de Jason Flores.
El partido estaba para cualquiera, pero cuando el primer tiempo expiraba, apareció el único grito de la fría noche curicana, de un corner servido por Dávila, el capitán Agustín Farías cabecea bombeado al ángulo del portero curicano, segundo gol en el año para el veterano volante azuleño.
En el Segundo lapso, Curicó reforzó su linea ofensiva con Fede Castro, mientras que el cuadro de Vitamina respondía con la entrada del correntino Benítez, ambos cuadros dispusieron de chances nítidas para aumentar o empatar el tanteador.
Y cuando el partido expiraba, cinco para el final, llega el momento bisagra, por falta penal de Vejar a Zavala, Curicó lograba la chance de empatar de la mano de Castro, que nunca en su carrera había fallado un penalidad máxima. Y ocurrió lo impensado, el penal se fue al poste. El momento destruyó por completo la moral de los torteros.
Final del partido, y los palestinistas rompen una racha de cuatro partidos sin ganar, y además ganan por primera vez en el “Mediomental”, mientras que los curicanos vuelven a acercarse a la zona peligrosa, superando apenas por averaje a Copiapó, en una situación deportiva e institucional que sigue en punto muerto.